Madre, ahora que cuenta me doy que te me marchitas
que la muerte me arrebata aquella hermosa flor
que nunca se olvida.
Que es como aquella cueva que
protege a la criatura que vio nacer.
Como olvidar tus abrazos,
tus caricias, tus consejos,
tu manera de trabajar en aquella
silla solitaria que ahora en el
rincón, empolvada esta... donde no
deseabas que el brillante circulo apareciera
después de haberse escondido en el oeste...
Pero como olvidar Madre!!...
tus ojos que eran dos caramelos que
llenaban de dulzura mi corazón, aquella
celestial protección infinita.
Como deseo Madre mía frenar las agujas de reloj
para no iniciar el comienzo de tu final pero
lamentablemente todos tenemos
un final y un comienzo,
un comienzo y un final...
Aquel final en que nos encontraremos
con ese espectro negro que maneja
con habilidad la hoz que separa
las almas de la tierra del Señor.
que la muerte me arrebata aquella hermosa flor
que nunca se olvida.
Que es como aquella cueva que
protege a la criatura que vio nacer.
Como olvidar tus abrazos,
tus caricias, tus consejos,
tu manera de trabajar en aquella
silla solitaria que ahora en el
rincón, empolvada esta... donde no
deseabas que el brillante circulo apareciera
después de haberse escondido en el oeste...
Pero como olvidar Madre!!...
tus ojos que eran dos caramelos que
llenaban de dulzura mi corazón, aquella
celestial protección infinita.
Como deseo Madre mía frenar las agujas de reloj
para no iniciar el comienzo de tu final pero
lamentablemente todos tenemos
un final y un comienzo,
un comienzo y un final...
Aquel final en que nos encontraremos
con ese espectro negro que maneja
con habilidad la hoz que separa
las almas de la tierra del Señor.

Gonzalo Peralta -5A- Nº
No hay comentarios:
Publicar un comentario