Palabra hecha poesía

"Inventa mundos nuevos y cuida tu palabra;
el adjetivo, cuando no da vida mata"

(Vicente Huidobro, Arte Poética)

¿Para qué detenernos en la poesía, si ya nadie la lee... si es aburrida o, en todo caso, muy difícil de entender...? En realidad, podríamos plantear la cuestión desde otro punto de vista. La vida, nuestra vida, está llena de cosas que impresionan y despiertan la sensibilidad: una canción, la enfermedad de un familiar, la soledad, el primer amor, la muerte de un ser querido... Este portal, precisamente está destinado a todos aquellos que todavía tienen la capacidad de emocionarse o indignarse y quieren comunicar a los demás dejando este tesimonio escrito. Porque esta es una actitud poética: descubrir una vivencia, resignificarla a través de la experiencia y apropiarse de ella, trasladándola a otro contexto.

El lenguaje poético que, muchas veces, parece inalcanzable, comenzó siendo un juego, una forma particular de traducir la realidad. Nació de transgresiones a lo convencional y anduvo muchos caminos, pero siempre privilegió la palabra por su significado y su sonoridad. Muchos se preguntan ¿Hay palabras poéticas y no poéticas? Y si es así, ¿Quién le otorga la patente de voces literarias? ¿O acaso todo depende del uso de las palabras?

Este portal tiene, entonces, como protagonista esencial la palabra poética, que es capaz de incurrir en numerosas contravenciones y rebelarse contra el poeta que la persigue, y también contra el lenguaje común que pretende restringir su significado.

El Náufrago solitario

Era el cielo, el agua
¿Qué estaba sobre las cabezas?
No hay arriba, tampoco abajo,
Es un torbellino,
Es un miedo,
Es un sentir que no hay marcha atrás.

Ya no hay ruido,
Siento estar solo,
El tiempo es corto, no parece,
Es como un agujero negro
Y no hay marcha atrás.

Un golpe, fuego, corro, aire,
Ya pasó, estoy solo.
Hay arena y fuerte oleaje,
La noche llega fría,
No puedo dormir.

El sol se refleja en el agua,
Las aves anuncian un nuevo día,
Solo quedan cenizas, cenizas de muerte,
No hay vida, no hay ruidos,
Solo muerte, estoy solo.

El fuego se llevó el canto de la gente,
Se llevó el suspiro de los otros
Pero a mí no me llevó
Muerte, soledad, no hay luces,
Solo el inmenso azul del mundo.

La soledad mata, no parece pero sí,
La vida es muerte,
Me vuelvo loco,
Ya no hay razón de vivir.
No hay comida, no hay nada, sólo yo
Y mi soledad.

Las luces son esperanza,
Son deseos de regresar,
Como un niño cuando va a casa,
Busco ayuda para andar.

Estoy loco, soy como dos,
Estoy cuerdo, estoy loco,
Estoy como los dos.

Gonzalo Ponce de León -5A- Nº

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